El texto que sigue es una adaptación
de la publicación Gustavo Allende
Llavería. Poeta, maestro. Publicado el año 1998, por el I.E.S.P.P. “Gustavo
Allende Llavería”
Gustavo Allende Llavería nació en su
casa paterna, ubicada en una de las esquinas de los jirones Arequipa y Huancayo
en la ciudad de Tarma, aproximadamente el año 1887 o 1890; luego de terminar su
educación primaria sigue sus estudios secundarios en el colegio “San Ramón” de
Tarma que tuvo una importancia capital en su formación intelectual y personal, ya
que uno de sus más ilustres maestros fue Adolfo Vienrich de la Canal, notable
iniciador de los estudios folclóricos peruanos; asimismo, fue director del
colegio “San Ramón”, en aquel entonces, el renombrado Dr. Neftalí García, un
importante intelectual que formaba parte del “Círculo Literario”; entre los
condiscípulos de Gustavo Allende se puede mencionar a Ricardo Sánchez y Alfredo
Shepherd.
Si bien se carece de fuentes documentales
acerca de la niñez y adolescencia de Gustavo Allende Llavería, diversas
personalidades conocedoras de la historia de Tarma, señalan que tanto en su
niñez como en su juventud Gustavo Allende sobresalió y destacó a nivel
artístico e intelectual; tal es así que a los dieciséis años funda la revista
de artes y ciencias Brumas. Por esos
años de iniciación y consolidación intelectual ingresa a la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, entre su ir y venir de Lima a Tarma demuestra dotes de
indudable capacidad intelectual, colabora en revistas y periódicos como El Imperial, El Colegial, La Época y La Patria; en estas publicaciones
utilizará diversos pseudónimos como “Nanelik” o “Malkadel”.
Establecido nuevamente en Tarma, ingresa
como profesor del Colegio “San Ramón”, donde plasmará sus ideales juveniles,
sus dos grandes pasiones: la docencia y la actividad literaria, conjugándolas
con la actividad política y social al servicio de su pueblo. El recuerdo que
tienen sus discípulos de él, es la mejor muestra de su labor como docente
excepcional que ha sido destacada reiteradamente por aquellos a quienes enseñó,
ellos no dudan en señalar que el maestro dejó honda huella en su vida
estudiantil; aquí recordamos las palabras del Dr. Edmundo Flores Chinarro,
quien evoca la labor pedagógica de Gustavo Allende Llavería de la siguiente
manera: “… vuelve a nuestra mente en vela las imágenes claras del “San Ramón”,
donde recibimos de Allende enseñanzas perdurables. El aire del colegio, bajo su
influjo, estaba henchido de sueños, nuestra curiosidad encontraba un misterioso
estímulo en su palabra, a la que muchas [veces] interrumpía, con disgusto
nuestro, la voz de bronce de la campana del colegio que se dilataba bajo el
cielo”. Estas palabras fortalecen la imagen que tenemos de Gustavo Allende
Llavería como maestro ejemplar, lo que justifica y aun enorgullece el hecho de
que nuestra casa de formación pedagógica lleve su nombre, como ilustre maestro que supo generar en sus
estudiantes la inquietud por el aprendizaje y el auténtico amor y compromiso
por la ciudad que nos alberga. Por todo ello, Gustavo Allende Llavería es un
digno ejemplo de maestro a todos aquellos que siguen la carrera educativa.
Sin embargo Gustavo Allende no solo
fue maestro en las aulas, sino también en la actividad literaria, concibió que
la enseñanza no concluye en las cuatro paredes sino que trasciende los muros
del colegio; por ello su poesía, presenta compromiso social e identidad local. Su
producción literaria será publicada principalmente en revistas de la época
aunque una buena cantidad haya quedado inédita. Es, en este contexto, necesario
destacar su gran dedicación al quehacer literario, siendo uno de los fundadores
de la “Peña Literaria” en Tarma. Como poeta, publicó Valladares, poemario en el que se aprecia una gran factura
artística y un hondo sentimiento lírico; como novelista publicó La pasionaria, novela de carácter
sentimental, asimismo dejó una novela inédita Flor de puna, que presenta un
hábil manejo artístico, sobre todo en lo que concierne al tema de índole
regional.
Entre sus poemas más representativos
figuran: “Muruhuay”, “Huanca danza”, “Los mineros pasan”, “Pórtico”, “Canto del
pastor” y “Palqueñita”, todos ellos publicados en revistas como La Patria -de propiedad del señor Ricardo
Porras-, Limaymanta, Atlántida y Hacia el ideal. De los poemas
mencionados podemos señalar que Gustavo Allende Llavería fue un poeta de Tarma
para Tarma ya que su fuente de inspiración, su musa fue el pasado tarmeño, las
costumbres locales e incluso las propias mujeres tarmeñas. Su poesía se
caracteriza por la utilización de un lenguaje pulcro que busca plasmar su amor
a la tierra que lo vio nacer. Allende es un auténtico cantor popular que supo
conciliar su vena poética con la temática regional tarmeña, su lenguaje refleja
el más puro sentimiento de amor hacia Tarma, su pasado, su geografía, sus
costumbres. Paralelamente defendió el origen tarmeño de la muliza, sustentado
además por José Gálvez Barrenechea. Respecto al origen del término “muliza”,
Gustavo Allende presenta una teoría peculiar, él señala: “En las
conmemoraciones religiosas Santa Ana, la Virgen del Milagro y otras
festividades, las damas de alta posición no desdeñaban mezclarse al populacho;
vistiendo la indumentaria regional asisten a los banquetes de la masa, forman
en los desfiles, que al son de las bandas enjoyan las rúas de la villa. Los
tratamundos del sur; lucen sus voces, improvisando coplas alusivas al momento.
Alguna bellísima tarmeña ante el subido elogio de los aedas pamperos protesta
finalmente: SON MUY LISAS. Refiriéndose a la poesía. Así nació la palabra que
por cambios fonéticos y ortográficos se transformó en Muliza”, anotemos que al
utilizar la frase “son muy lisas”, nuestro autor hace referencia a la lisura,
es decir, a la gracia y al donaire de las mulizas como composiciones literarias
populares, es indudable la prestancia y el valor que resalta Allende a estas
obras líricas nacidas en las propias entrañas del pueblo, manifestación genuina
del arte literario.
Gustavo Allende desempeñó, además, una
labor política y social que estaba profundamente comprometida con el desarrollo
y progreso de la provincia de Tarma. Asumió con firmeza la actividad pública.
Fue concejal convencido de que la cultura tarmeña debía de alimentarse y
mejorarse, por ello, contribuyó decididamente para que la Biblioteca Municipal
se hiciera realidad y sobretodo cumpliera una función fortalecedora de la
identidad tarmeña. Recordemos que Allende trabajó al lado de José Gálvez quien
ayudó a definir su vocación artístico-literaria. Al igual que Gálvez
Barrenechea, podemos decir de Gustavo Allende que cantó, vivió y sirvió a Tarma
como un auténtico hijo agradecido por lo que su tierra le brindó: experiencias,
belleza y un hondo sentido a su existencia.
Después de haber dedicado toda una
vida al desarrollo de su ciudad natal desde diversos frentes: como maestro,
como intelectual, político y servidor público Gustavo Allende Llavería falleció
un fatídico 28 de setiembre de 1939 a consecuencia de un derrame cerebral. En
la actualidad sus restos reposan en el Cementerio General de Tarma; pero sus
enseñanzas y compromiso perviven en cada uno de los tarmeños involucrados con
el desarrollo de nuestra ciudad.
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