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miércoles, 7 de noviembre de 2012

Gustavo Allende Llavería, poeta y maestro



El texto que sigue es una adaptación de la publicación Gustavo Allende Llavería. Poeta, maestro. Publicado el año 1998, por el I.E.S.P.P. “Gustavo Allende Llavería”

Gustavo Allende Llavería nació en su casa paterna, ubicada en una de las esquinas de los jirones Arequipa y Huancayo en la ciudad de Tarma, aproximadamente el año 1887 o 1890; luego de terminar su educación primaria sigue sus estudios secundarios en el colegio “San Ramón” de Tarma que tuvo una importancia capital en su formación intelectual y personal, ya que uno de sus más ilustres maestros fue Adolfo Vienrich de la Canal, notable iniciador de los estudios folclóricos peruanos; asimismo, fue director del colegio “San Ramón”, en aquel entonces, el renombrado Dr. Neftalí García, un importante intelectual que formaba parte del “Círculo Literario”; entre los condiscípulos de Gustavo Allende se puede mencionar a Ricardo Sánchez y Alfredo Shepherd.
Si bien se carece de fuentes documentales acerca de la niñez y adolescencia de Gustavo Allende Llavería, diversas personalidades conocedoras de la historia de Tarma, señalan que tanto en su niñez como en su juventud Gustavo Allende sobresalió y destacó a nivel artístico e intelectual; tal es así que a los dieciséis años funda la revista de artes y ciencias Brumas. Por esos años de iniciación y consolidación intelectual ingresa a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, entre su ir y venir de Lima a Tarma demuestra dotes de indudable capacidad intelectual, colabora en revistas y periódicos como El Imperial, El Colegial, La Época y La Patria; en estas publicaciones utilizará diversos pseudónimos como “Nanelik” o “Malkadel”.
Establecido nuevamente en Tarma, ingresa como profesor del Colegio “San Ramón”, donde plasmará sus ideales juveniles, sus dos grandes pasiones: la docencia y la actividad literaria, conjugándolas con la actividad política y social al servicio de su pueblo. El recuerdo que tienen sus discípulos de él, es la mejor muestra de su labor como docente excepcional que ha sido destacada reiteradamente por aquellos a quienes enseñó, ellos no dudan en señalar que el maestro dejó honda huella en su vida estudiantil; aquí recordamos las palabras del Dr. Edmundo Flores Chinarro, quien evoca la labor pedagógica de Gustavo Allende Llavería de la siguiente manera: “… vuelve a nuestra mente en vela las imágenes claras del “San Ramón”, donde recibimos de Allende enseñanzas perdurables. El aire del colegio, bajo su influjo, estaba henchido de sueños, nuestra curiosidad encontraba un misterioso estímulo en su palabra, a la que muchas [veces] interrumpía, con disgusto nuestro, la voz de bronce de la campana del colegio que se dilataba bajo el cielo”. Estas palabras fortalecen la imagen que tenemos de Gustavo Allende Llavería como maestro ejemplar, lo que justifica y aun enorgullece el hecho de que nuestra casa de formación pedagógica lleve su nombre, como  ilustre maestro que supo generar en sus estudiantes la inquietud por el aprendizaje y el auténtico amor y compromiso por la ciudad que nos alberga. Por todo ello, Gustavo Allende Llavería es un digno ejemplo de maestro a todos aquellos que siguen la carrera educativa.
Sin embargo Gustavo Allende no solo fue maestro en las aulas, sino también en la actividad literaria, concibió que la enseñanza no concluye en las cuatro paredes sino que trasciende los muros del colegio; por ello su poesía, presenta compromiso social e identidad local. Su producción literaria será publicada principalmente en revistas de la época aunque una buena cantidad haya quedado inédita. Es, en este contexto, necesario destacar su gran dedicación al quehacer literario, siendo uno de los fundadores de la “Peña Literaria” en Tarma. Como poeta, publicó Valladares, poemario en el que se aprecia una gran factura artística y un hondo sentimiento lírico; como novelista publicó La pasionaria, novela de carácter sentimental, asimismo dejó una novela inédita Flor de puna, que presenta un hábil manejo artístico, sobre todo en lo que concierne al tema de índole regional.
Entre sus poemas más representativos figuran: “Muruhuay”, “Huanca danza”, “Los mineros pasan”, “Pórtico”, “Canto del pastor” y “Palqueñita”, todos ellos publicados en revistas como La Patria -de propiedad del señor Ricardo Porras-, Limaymanta, Atlántida y Hacia el ideal. De los poemas mencionados podemos señalar que Gustavo Allende Llavería fue un poeta de Tarma para Tarma ya que su fuente de inspiración, su musa fue el pasado tarmeño, las costumbres locales e incluso las propias mujeres tarmeñas. Su poesía se caracteriza por la utilización de un lenguaje pulcro que busca plasmar su amor a la tierra que lo vio nacer. Allende es un auténtico cantor popular que supo conciliar su vena poética con la temática regional tarmeña, su lenguaje refleja el más puro sentimiento de amor hacia Tarma, su pasado, su geografía, sus costumbres. Paralelamente defendió el origen tarmeño de la muliza, sustentado además por José Gálvez Barrenechea. Respecto al origen del término “muliza”, Gustavo Allende presenta una teoría peculiar, él señala: “En las conmemoraciones religiosas Santa Ana, la Virgen del Milagro y otras festividades, las damas de alta posición no desdeñaban mezclarse al populacho; vistiendo la indumentaria regional asisten a los banquetes de la masa, forman en los desfiles, que al son de las bandas enjoyan las rúas de la villa. Los tratamundos del sur; lucen sus voces, improvisando coplas alusivas al momento. Alguna bellísima tarmeña ante el subido elogio de los aedas pamperos protesta finalmente: SON MUY LISAS. Refiriéndose a la poesía. Así nació la palabra que por cambios fonéticos y ortográficos se transformó en Muliza”, anotemos que al utilizar la frase “son muy lisas”, nuestro autor hace referencia a la lisura, es decir, a la gracia y al donaire de las mulizas como composiciones literarias populares, es indudable la prestancia y el valor que resalta Allende a estas obras líricas nacidas en las propias entrañas del pueblo, manifestación genuina del arte literario.
Gustavo Allende desempeñó, además, una labor política y social que estaba profundamente comprometida con el desarrollo y progreso de la provincia de Tarma. Asumió con firmeza la actividad pública. Fue concejal convencido de que la cultura tarmeña debía de alimentarse y mejorarse, por ello, contribuyó decididamente para que la Biblioteca Municipal se hiciera realidad y sobretodo cumpliera una función fortalecedora de la identidad tarmeña. Recordemos que Allende trabajó al lado de José Gálvez quien ayudó a definir su vocación artístico-literaria. Al igual que Gálvez Barrenechea, podemos decir de Gustavo Allende que cantó, vivió y sirvió a Tarma como un auténtico hijo agradecido por lo que su tierra le brindó: experiencias, belleza y un hondo sentido a su existencia.
Después de haber dedicado toda una vida al desarrollo de su ciudad natal desde diversos frentes: como maestro, como intelectual, político y servidor público Gustavo Allende Llavería falleció un fatídico 28 de setiembre de 1939 a consecuencia de un derrame cerebral. En la actualidad sus restos reposan en el Cementerio General de Tarma; pero sus enseñanzas y compromiso perviven en cada uno de los tarmeños involucrados con el desarrollo de nuestra ciudad.

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